Eva probó la manzana, después lo hicimos todos nosotros, pero de tantas mordidas muchos se están aburriendo de comerla y otros se vuelven adictos a ella. Lo que ninguna película o serie de televisión nos advirtió del verdadero sexo nos está llevando a no realizar ningún compromiso…ni siquiera con nosotros mismos.
Por Gonzalo Montoya.
“Cuando vi Queer As Folk pensé que (el sexo) era acerca de una ola de pasión ilimitada, repleta de placer con fuegos pirotécnicos y de orgasmos multicolores que te dejan literalmente sin aliento.” Declara mientras ríe Gabriel (18) “Desafortunadamente después de haber tenido sexo innumerables veces, ahora sólo me siento, solo.” Bienvenido al mundo del mercadeo donde todo el mundo manosea pero nadie compra Gabo.
Mientras Gabriel, cual manzana verde madura y aprende que no es verdad todo lo que vemos en la televisión, no puedo evitar tomar la maquina del tiempo y remontarme cuando yo tenía dieciocho, en ese entonces no todo era acerca de sexo, aunque todos pensábamos en el, la meta era alcanzar ese Séptimo Cielo, dónde uno puede locamente llorar con una alegría salvaje al tener sexo con la persona que uno ama, me refiero a ese sexo con alma.
“Ahora me siento protagonista de mi propia American Beauty, todos los días religiosamente me masturbo antes de ir al trabajo, voy al gimnasio, regreso a casa, me masturbo con pornografía de Internet y duermo esperando con ansias sexuales el fin de semana para poder tener encuentros con gente de las que jamás recordaré su nombre.” Declara Mauricio (31), quien es un chico más que atractivo, amado por sus padres, culto, profesionista, inteligente, agradable, simpático y por si fuera poco con dinero. Mauricio comenzó a tener relaciones sexuales cuando tenía doce años, tuvo prácticamente tres relaciones importantes en su vida, se cansó del mismo sabor a manzana de tetrapack y comenzó a tener sexo como deporte, Dios sabe que soy testigo que tuvo relaciones con las manzanas más atractivas: Modelos, cantantes, actores, millonarios y pobres…pero enriquecidos genéticamente. No había día que no deseara ser Mauricio.
Al parecer estaba equivocado, cuando Mauricio ya estaba cansado de la misma manzana, estaba con tres, después se cansó y usaba drogas, después nada lo excitaba, observaba como tenían relaciones sexuales otros mientras se masturbaba, todo por supuesto bajo éxtasis o metanfetamina de cristal, después eran orgias que se salían de control, incluso una hospitalización por sobredosis sucedió.
“He estado ahí, y después de una visita al sauna es como bang!... Nada, no sientes nada, excitación sexual barata y lo peor es cuando usas drogas, mentalmente te sientes deprimido y anímicamente hecho una mierda”. Indica Gabriel mientras me invita a salir a la calle a fumar un cigarro y pienso en lo que me advertía Mauricio cuando le expresaba lo mucho que lo envidiaba: “Es como levantarse en el día y estar en la oscuridad, te hace extrañar el potencial que supuestamente te dicen tener para amar a alguien, es la sensación de tener mucho amor que dar, pero no tener a quien darlo, no me mal interpretes, el sexo salvaje es increíble, pero se vuelve destructivo”.
Para ese entonces el “sexo” con modelos atléticos, sustancias químicas, intercambio de parejas, polvos blancos, múltiples parejas sexuales, manzanas clasificación “A” transgénicas, nitrato de amilo, pornografía y orgias no era tan divertido como la publicidad me lo había penetrado a través de revistas o televisión”. Entonces me miró directo a los ojos y me preguntó: Qué clase de sexo te da gran placer dejándote con una sensación de vacío?” “Definitivamente el mal sexo.” Contesté.
“Te hacen odiarte a ti mismo, yo salí ileso de esa situación y gracias al cielo sin ninguna enfermedad sexual” Indica Diego (42) “En el día era un ejecutivo respetado y en la noche un promiscuo que tenía sexo con cualquiera, era una doble vida hasta que sufrí una crisis y pude relacionar mi depresión con mi comportamiento”. Diego actualmente no es ningún Dalai Lama, no tiene una pareja, pero su semblante me parece de una persona feliz, lógica, segura y encontró lo que casi ningún humano encuentra en vida: Relacionar sus momentos oscuros con su comportamiento.
No me mal interpreten, el sexo es MARAVILLOSO, personalmente opino que de todos los deseos del ser humano, el sexual es el más fuerte. No estoy diciendo que está moralmente o éticamente mal tener dos o cien parejas sexuales, ni siquiera sé el significado de “moral” y menos me atrevería siquiera a pensar en impartir una con la cola tan larga que tengo. Hablo de ese jugo que tiene la manzana en su centro, alegría, pasión, esa manzana que no te deja con mal sabor a boca.
Dicen que los chicos somos como manzanas en los árboles. Las mejores se encuentran en la cima. Muchas personas no quieren alcanzarlas por miedo a caerse y lastimarse. Entonces ellos levantan las que ya están en el piso que no son tan deliciosas, pero es más fácil.
Así que las manzanas de arriba piensan que algo malo sucede con ellas, cuando en realidad son maravillosas. Solo tienen que esperar a la persona correcta. Esa persona que sea lo suficientemente valiente para trepar a la cima del árbol donde se encuentran las mejores manzanas.
La historia es bastante clara, pienso que trepar la clima se refiere a cada paso del camino, desde el primer beso hasta el último abrazo, hasta formar una sola alma. Sí, el sexo es maravilloso, pero cuando este se extiende más allá de las paredes de nuestra habitación o de las de un hotel las posibilidades son ilimitadas.
Por Gonzalo Montoya.
“Cuando vi Queer As Folk pensé que (el sexo) era acerca de una ola de pasión ilimitada, repleta de placer con fuegos pirotécnicos y de orgasmos multicolores que te dejan literalmente sin aliento.” Declara mientras ríe Gabriel (18) “Desafortunadamente después de haber tenido sexo innumerables veces, ahora sólo me siento, solo.” Bienvenido al mundo del mercadeo donde todo el mundo manosea pero nadie compra Gabo.
Mientras Gabriel, cual manzana verde madura y aprende que no es verdad todo lo que vemos en la televisión, no puedo evitar tomar la maquina del tiempo y remontarme cuando yo tenía dieciocho, en ese entonces no todo era acerca de sexo, aunque todos pensábamos en el, la meta era alcanzar ese Séptimo Cielo, dónde uno puede locamente llorar con una alegría salvaje al tener sexo con la persona que uno ama, me refiero a ese sexo con alma.
“Ahora me siento protagonista de mi propia American Beauty, todos los días religiosamente me masturbo antes de ir al trabajo, voy al gimnasio, regreso a casa, me masturbo con pornografía de Internet y duermo esperando con ansias sexuales el fin de semana para poder tener encuentros con gente de las que jamás recordaré su nombre.” Declara Mauricio (31), quien es un chico más que atractivo, amado por sus padres, culto, profesionista, inteligente, agradable, simpático y por si fuera poco con dinero. Mauricio comenzó a tener relaciones sexuales cuando tenía doce años, tuvo prácticamente tres relaciones importantes en su vida, se cansó del mismo sabor a manzana de tetrapack y comenzó a tener sexo como deporte, Dios sabe que soy testigo que tuvo relaciones con las manzanas más atractivas: Modelos, cantantes, actores, millonarios y pobres…pero enriquecidos genéticamente. No había día que no deseara ser Mauricio.
Al parecer estaba equivocado, cuando Mauricio ya estaba cansado de la misma manzana, estaba con tres, después se cansó y usaba drogas, después nada lo excitaba, observaba como tenían relaciones sexuales otros mientras se masturbaba, todo por supuesto bajo éxtasis o metanfetamina de cristal, después eran orgias que se salían de control, incluso una hospitalización por sobredosis sucedió.
“He estado ahí, y después de una visita al sauna es como bang!... Nada, no sientes nada, excitación sexual barata y lo peor es cuando usas drogas, mentalmente te sientes deprimido y anímicamente hecho una mierda”. Indica Gabriel mientras me invita a salir a la calle a fumar un cigarro y pienso en lo que me advertía Mauricio cuando le expresaba lo mucho que lo envidiaba: “Es como levantarse en el día y estar en la oscuridad, te hace extrañar el potencial que supuestamente te dicen tener para amar a alguien, es la sensación de tener mucho amor que dar, pero no tener a quien darlo, no me mal interpretes, el sexo salvaje es increíble, pero se vuelve destructivo”.
Para ese entonces el “sexo” con modelos atléticos, sustancias químicas, intercambio de parejas, polvos blancos, múltiples parejas sexuales, manzanas clasificación “A” transgénicas, nitrato de amilo, pornografía y orgias no era tan divertido como la publicidad me lo había penetrado a través de revistas o televisión”. Entonces me miró directo a los ojos y me preguntó: Qué clase de sexo te da gran placer dejándote con una sensación de vacío?” “Definitivamente el mal sexo.” Contesté.
“Te hacen odiarte a ti mismo, yo salí ileso de esa situación y gracias al cielo sin ninguna enfermedad sexual” Indica Diego (42) “En el día era un ejecutivo respetado y en la noche un promiscuo que tenía sexo con cualquiera, era una doble vida hasta que sufrí una crisis y pude relacionar mi depresión con mi comportamiento”. Diego actualmente no es ningún Dalai Lama, no tiene una pareja, pero su semblante me parece de una persona feliz, lógica, segura y encontró lo que casi ningún humano encuentra en vida: Relacionar sus momentos oscuros con su comportamiento.
No me mal interpreten, el sexo es MARAVILLOSO, personalmente opino que de todos los deseos del ser humano, el sexual es el más fuerte. No estoy diciendo que está moralmente o éticamente mal tener dos o cien parejas sexuales, ni siquiera sé el significado de “moral” y menos me atrevería siquiera a pensar en impartir una con la cola tan larga que tengo. Hablo de ese jugo que tiene la manzana en su centro, alegría, pasión, esa manzana que no te deja con mal sabor a boca.
Dicen que los chicos somos como manzanas en los árboles. Las mejores se encuentran en la cima. Muchas personas no quieren alcanzarlas por miedo a caerse y lastimarse. Entonces ellos levantan las que ya están en el piso que no son tan deliciosas, pero es más fácil.
Así que las manzanas de arriba piensan que algo malo sucede con ellas, cuando en realidad son maravillosas. Solo tienen que esperar a la persona correcta. Esa persona que sea lo suficientemente valiente para trepar a la cima del árbol donde se encuentran las mejores manzanas.
La historia es bastante clara, pienso que trepar la clima se refiere a cada paso del camino, desde el primer beso hasta el último abrazo, hasta formar una sola alma. Sí, el sexo es maravilloso, pero cuando este se extiende más allá de las paredes de nuestra habitación o de las de un hotel las posibilidades son ilimitadas.